Cerca de 600,000 documentos que contienen la memoria histórica de México se guardan en las bóvedas de la Biblioteca Nacional de Música. Ya sea en archivos físicos o digitales, conservan sonidos a lo largo del tiempo, desde grabaciones de radio hasta un solo 20 minutos del pensador y poeta mexicano Alfonso Reyes.
El proyecto, que comenzó en 2023 pero se abrirá al público en 2023, está liderado actualmente por Pavel Granados, también director editorial de Ediciones Gato Negro, con quien pudimos conversar sobre la importancia del sitio tanto para la preservación del patrimonio y por la formación de una identidad que se sigue construyendo a través del sonido.
¿Por qué es importante la Biblioteca Nacional de Música?
Históricamente, los libros han favorecido las ideas, y es la superstición del conocimiento que solo los libros pueden contener conocimiento y nada más. Poco a poco, el archivo se convirtió en una forma de conocimiento. Desde hace algún tiempo, la gente ha visto los archivos de los escritores: sus cartas, manuscritos, no solo libros. Esto significa que las colecciones de sonido también son importantes. Se considera no solo como una cosa de negocios, sino también como un depósito de conocimiento, una forma moderna de percibir el mundo, que los libros no brindan. Porque no es lo mismo tener un libro de autor que escuchar su voz.
¿Cuál es el proceso para aceptar audio en la Biblioteca Nacional de Música?
En el pasado, se alentaba a las personas a traer sus grabaciones de audio. Lo que estamos haciendo ahora es que la gente nos está ofreciendo colecciones, y el área de investigación se encarga de evaluar estas colecciones, describirlas, investigar, decirnos si ya las tenemos, porque no podemos aceptar registros duplicados por problemas de espacio. En todas las áreas de la biblioteca de música, miramos cuánto cuesta llevarlos, si tenemos un lugar para este tipo de medios, si son valiosos históricamente, si son únicos, vamos a estas colecciones. Periodistas, coleccionistas de discos, sonidistas que nos traen sus colecciones, gente que ha heredado cosas antiguas y cree que tienen un valor histórico, y todos ellos, formamos regularmente un comité curatorial.
¿Cómo crees que la voz de la CDMX empodera a los ciudadanos?
La palabra “identidad” es compleja, pero creo que de alguna manera se convertirá en una parte integral. El sonido serán las cucharas que absorbamos, que nos nutran y nos den sentido de pertenencia. Sabemos cómo suenan nuestras ciudades, sabemos qué motores hay, qué pájaros hay. Una de las cosas que nos hace sentir como si estuviéramos en otro lugar es el sonido. El paisaje sonoro de la ciudad es similar al inconsciente sonoro que todos tenemos, quizás no una identidad, pero sí uno de los componentes. También nos hace pensar que debemos cuidarlo (el paisaje sonoro) porque es parte de nuestra ecología. El día que no escuchemos el canto de los pájaros, la zanfoña, nuestra llamada forma de hablar, no escuchemos las voces de las comunidades indígenas en la CDMX, perdemos un pedazo de nosotros mismos.
Foto: Alejandra Carbajal.
¿Cómo describirías este paisaje sonoro de la CDMX en una frase?
Duro, enfermizo, delirante, pero dulce.
¿Cuál es tu sonido favorito de la CDMX?
Me encanta el sonido de las viejas ofertas aún vigentes. Vivo en un barrio que, a pesar de estar aburguesado, se parece mucho a un barrio, y todavía puedes nacer y morir en la misma calle porque hay clínicas y velatorios. Pasa el sacapuntas y el que vende boniatos. Además, cuando un buen músico pop canta en la calle, quiero llorar. Me conmovió bastante hace un tiempo cuando escuché a una mujer sentada en el suelo con una guitarra que tristemente comenzaba a cantar algunas canciones mexicanas.
¿Qué opinas de la música mexicana que escucharás en 2023?
Es muy difícil, todo se escucha en todas partes. Me subí a un taxi y se escuchaba el mismo reggae de bandas, rancheros y baladas románticas. Podrías decir que es pobreza lo que da la radio, pero pasan muchas cosas porque vas a un restaurante y ponen música orquestal de los años 50, pasas por unas casas y escuchan jazz. Si pasas por la CDMX sin curiosidad, puede causar una mala impresión, pero si tienes cierta curiosidad, como ir a un lugar donde viven y bailan sonideros, encontrarás que hay mucha variedad. Todavía hay cierto interés en los bailes regionales de la escuela, con bailes locales y bailes aborígenes que se realizan en algunos lugares del centro.
¿Tienes una banda o artista favorito últimamente?
Escuché algo nuevo y resultó ser antiguo, pero no sabía que existía. De repente escuché reggae porque tenía una especie de curiosidad antropológica y sociológica de saber qué tenía que decir el reggae sobre México porque el reggae seguiría creciendo sin importar quién se quejara. Me interesa el reggae como fenómeno, y no te puedo decir ahora quiénes son, pues sí, eso lo sabe todo el mundo, pero me dio mucho que pensar. El reggae es un fenómeno y creo que tiene sus complejidades, desde el miedo y la histeria de que el género sea considerado lo peor de lo peor, hasta la clásica autoimagen, y ahora estamos tan acostumbrados porque el reggae logra mezclarse la música pop, la música de los de la clase, bueno, al menos de los aspirantes. Por ejemplo,
En términos de la música que se está haciendo actualmente, ¿llegará a la Biblioteca Nacional de Música?
Creo que ya tenemos reggae. Grabamos y preservamos lo que es apropiado para la época, por lo que lo que escuchamos hoy se transmitirá a la radio, las compañías discográficas, los coleccionistas y, en algún momento dentro de 50 años, dirán: “¿Cómo sonará esto en 2023?”Bueno, tendrán que tocar reggae, eso no es algo que podamos juzgar.
¿Cómo se determina el valor del audio para que forme parte de la Biblioteca Nacional de Sonido?
Es muy difícil porque los valores culturales, artísticos e históricos fluctúan mucho. Por ejemplo, puede que no haya un valor hoy, pero lo habrá más tarde. Incluso cuando hicimos un podcast de reggae, comenzamos un pequeño debate sobre si deberíamos mantener el género y la gente dijo que no, pero que no queremos usarlo más. Tenemos que ver la diferencia en la música reggae en términos de valor coleccionable. Es necesario abordar algunos problemas de representación, como las lenguas indígenas, y debemos documentarlos. También es importante contar con las voces de personajes históricos, escritores, artistas, científicos.
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