Si hay un ícono arquitectónico histórico en la Ciudad de México, ese es el Monumento a la Revolución en el corazón de la Plaza de la República en la colonia Tabacalera.
Fue este muro el que originalmente se identificó como el Palacio Legislativo Mexicano durante el reinado de Porfirio Díaz. Posteriormente, la construcción se suspendió debido al inicio de la Revolución Mexicana. Después de la guerra, entre 1933 y 1938, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató la obra inconclusa de Émile Bénard y, junto al escultor mexicano Oliverio Martínez, le dio al monumento la forma que hoy conocemos.
De 1938 a 1970, el monumento sirvió como plataforma de observación y permaneció abierto al público en la Ciudad de México durante tres décadas hasta que el ascensor ascendente cerró definitivamente.
En 2023, con motivo de la celebración del centenario de la Revolución Mexicana, la puerta y el mirador del interior del monumento sufrieron un cambio dramático y se reabrieron a los residentes de la CDMX.
Esto es gracias al proyecto Revolucionarte (Revolución, Evolución y Arte). Este es un concepto creado por el equipo de Revolution Monument (MRM) para mantener vivo el espacio. El objetivo es que la gente se encuentre con sorpresas cada vez que lo visite: nuevas exposiciones, conciertos o cualquier manifestación artística que tenga.
El primer acto del programa será la inauguración de la galería Paseo Cimentación con una exposición de Gottfried Helnwein.“Es una forma de explorar los cimientos del MRM, que es una estructura de acero estilo Eiffel, un piso debajo del vestíbulo, y por otro lado, es un laberinto subterráneo muy interesante con exhibiciones de video, audio y fotografía muy modernas. el espacio creado entre la cúpula y las cuatro columnas puede tener una expresión artística definida o combinada, permitiendo que el artista intervenga significativamente”, explica Eva López-Sánchez, directora de Promoción y Cultura de MRM.
En diciembre de 2023 se inaugurará la primera parte de una serie de galerías en el interior del edificio: La Galería Estructura de 1910, que consta de tres plantas, un pequeño auditorio y salas que albergarán instalaciones interactivas que contarán la historia del monumento.
Fue maravilloso descubrir el interior de lo que pudo haber sido el Palacio Legislativo Mexicano: hasta los remaches y las figuras simétricas que se ven en la construcción son impresionantes. Pero igualmente emocionante es subir al Monumento al Revolucionario en un ascensor panorámico que te llevará a parte de la doble cúpula: una de piedra, la otra de cobre pintado.
Desde allí, en el pasillo exterior, se ven muy claramente los alrededores del monumento, e incluso se puede ver el Palacio de Bellas Artes y la Galería Nacional. Pero este no es el punto más alto al que puedes llegar. En la parte superior, a más de 65 metros de altura, hay una linterna o plataforma de observación: allí te sentirás como si estuvieras de pie sobre el Monumento a la Revolución, desde donde podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad en México.
Quizás el aspecto más emocionante de este recorrido es que para llegar a la plataforma de observación, debe tomar el ascensor original. Data de 1938, cuando era utilizada únicamente por el Presidente de México y durante tal o cual visita diplomática.“Tiene una trayectoria oblicua que sube entre las dos cúpulas de cobre del monumento”, explicó Eva. Definitivamente se siente como un paso atrás en el tiempo.
Después de visitar el museo en el vestíbulo y los jardines y disfrutar de las vistas, camine hasta el café del Monumento a la Revolución: Café Adelita. Aquí ofrecen productos de la comunidad de Tabacalera para ser amables con sus vecinos.
El menú de Café Adelita presenta cocina tradicional mexicana.“Queríamos crear un corredor cultural desde el Museo de San Carlos hasta el MRM con cafés, restaurantes y tiendas, como las que venden discos de guayaber y acetato. También queríamos pasar un día en la zona de Tabacalera para que los comercios locales se hicieran una pequeña idea de lo que cada negocio tiene para ofrecer, queríamos lograr algo parecido a lo que se ha convertido la Plaza de la República”.
Es por eso que, desde su inauguración, el Monumento a la Revolución se ha convertido en una visita obligada para los residentes y turistas de la Ciudad de México, ya sea que quieran profundizar en la historia de México o simplemente descubrir un lugar para enamorarse por dentro.
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